Llega el verano y, con él, las vacaciones. Son esos momentos de huir de la rutina, tener más tiempo libre y poder dedicarse a esas cosas que nos gustan y, en el día a día, no podemos. Pero ¿es todo positivo? Si miramos las estadísticas, en lo que a las relaciones de pareja se refiere, no necesariamente. Al no tener que ir a trabajar, aumenta de forma significativa el tiempo que compartimos con nuestra pareja y eso puede suponer hacerse cargo de cuál es nuestra situación real, los problemas que han podido ir acumulándose a lo largo de los meses, el grado en el que nos sentimos atraídxs por la persona que tenemos al lado, las ganas de continuar con la relación…
Es importante que, para que este periodo vacacional, no nos pase factura, metamos algunas cosas en la maleta que, quizás no nos habíamos planteado:
- Expectativas realistas, las vacaciones no son la solución a nada, ni pueden ser perfectas y colmar de una manera total todos nuestros sueños. Son un periodo en el que no trabajamos pero que sigue siendo posible que surjan cuestiones que tengamos que resolver.
- Planing del periodo vacacional, inlcuyendo también a los hijxs, en caso de haberlos, en él es importante que cada miembro de la pareja y de la familia (por extensión) pueda disfrutar de las cosas que le gustan. Esto incluye el hecho de que, a veces, esto ha de hacerse de manera individual y en otras ocasiones en compañía.
- Flexibilidad y comprensión de la otra persona, a la hora de interpretar lo que nos piden y de afrontar las cosas que nos van pasando, porque, como se ha apuntado antes, seguimos en la vida real. Es importante llegar a acuerdos y repartir las tareas y responsabilidades que, aunque sean menos, siguen existiendo.
- Ganas de hablar, para poder aprovechar ese tiempo en común y comunicarnos de una manera adulta y sana, sin gritos, escuchando también activamente lo que mi pareja quiera decirme.
- Sentido del humor para desdramatizar las situaciones que puedan ser problemáticas o no salir como teníamos pensado, así como unas dosis de optimismo para que, en el cómputo general, las cosas positivas de las vacaciones, superen a las negativas. Si tenemos bien entrenada nuestra capacidad de percepción, podremos lograrlo.
Es importante saber que si la pareja tiene problemas previos, no podemos esperar que el sol y el calor hagan que desaparezcan por sí solos y es preferible ocuparse de ellos, llevando a cabo una terapia de pareja cuando sea necesario, antes de irse de viaje. Si ese es tu caso, no dudes en ponerte en contacto conmigo, en mi consulta de Donostia, para encontrar el modo de solucionarlos.