Estos días, han llegado a la consulta varios casos de personas (de ambos sexos) que decían tener problemas a la hora de encontrar las ganas de mantener relaciones sexuales con sus parejas, preocupados por la situación en sí y el efecto que esto podría tener dentro de su relación y buscando una explicación de por qué y, por supuesto, una solución a través de la ayuda profesional de un psicólogo.
El descenso del deseo sexual lleva a la persona a estar menos activa respecto a la conducta sexual, tiene en general menos presente el sexo en sus pensamientos (también baja la frecuencia de fantasías sexuales) y al disminuir la atención a los estímulos eróticos, la satisfacción sexual que logra suele ser menor. Decae su interés tanto en las relaciones sexuales con otras personas, como en las autoestimulaciones.
Esta falta de deseo puede ser primario que implica que está presente desde el inicio de la vida sexual de una persona o secundario que describe un problema que se da después de que durante un tiempo la persona haya tenido interés y ganas hacia el sexo. Es de este segundo del que hablaré.
CAUSAS DEL BAJO DESEO SEXUAL
Las causas pueden ser físicas como alteraciones hormonales, enfermedades metabólicas, enfermedades crónicas, efecto de determinados fármacos y consumo de alcohol y otras sustancias.
Las causas psicológicas pueden ser directamente relacionadas con la relación sexual como miedo a nos satisfacer a la pareja, mala calidad de las relaciones o disfunciones sexuales; mala relación de pareja, época de estrés, ansiedad o ánimo bajo, cansancio.
QUÉ HACER
Ante todo, no preocuparse en exceso, pero sí ocuparse. Toca aceptar que existe el problema, que no es algo puntual y que hay que encararlo.
Lo primero es descartar y/o solucionar la causa física, para después nos podamos centrar en los aspectos psicológica del problema.
A continuación, toca analizar la causa y trabajar cada caso en particular, aunque hay algunos puntos comunes:
- La psicoeducación es básica, entender cómo se produce la respuesta sexual, eliminar prejuicios, culpas y mitos respecto al sexo (que aún quedan muchos)
- Desarrollar estrategias para manejar el estrés y la ansiedad asociada al problema (sea esta causa o consecuencia)
- Mejorar la comunicación en pareja y la expresión de emociones, acostumbrarnos a hablar (bien) de la relación, de los problemas…
- Aumentar los estímulos sexuales, pensar más en sexo, leer novelas eróticas, tener y recrearse en fantasías, ver películas… lo que ayude a tenerlo más presente en el día a día
- Trabajar en la autoestima, aceptarse, quererse, autoafirmarse
- Atender a la autoestimulación, no solo centrarse en la pareja (en el caso en el que se tenga), porque el sexo es una necesidad individual y la masturbación tiene sentido en sí misma y no es un “sustituto” mientras no hay sexo con pareja.
- Jugar, innovar, incorporar sorpresas o elementos nuevos para sorprender, sorprendernos.
Si pasas por esta situación y no puedes solucionarlo por tu cuenta, no lo dejes y consúltame, como psicóloga atiendo estos casos en mi consulta del centro de Donostia-San Sebastián.