Seguro que, en algún momento has oído hablar del famoso estrés postvacacional, ahora que se terminan las vacaciones. Este es un momento en el que, la mayoría, pasamos de esos días de descanso y ocio y volvemos a nuestra rutina del año. Esa adaptación no siempre es cómoda ni sencilla y eso es, precisamente en lo que consiste este síndrome.
En realidad se trata de un conjunto de síntomas físicos y psicológicos que generan malestar en la persona al reincorporarse a su vida habitual, en los adultos se trata del trabajo y en los niños, el colegio. Que nadie se alarme porque se trata de un estado pasajero que, al cabo de unos días, suele desaparecer.
Los síntomas a los que me refiero incluyen fatiga, cansancio, alteración del sueño y del apetito, dolores musculares, dificultades de concentración, tristeza, irritabilidad…
Como ya digo, no hay que preocuparse de este síndrome porque, aunque dificulta el periodo de adaptación y hace que podemos rendir menos esos primeros días, es cuestión de tiempo. No obstante, sí podemos intentar prevenir este estado de varias formas.
- Es bueno reincorporarse de manera progresiva, sin dejar la vuelta para el día antes de la vuelta a la vida habitual, es preferible volver unos días antes para ir haciéndonos de nuevo con el entorno y los horarios.
- El trabajo suele ser la principal fuente de estrés, así que hemos de tenerlo en cuenta y tratar de hacérnoslo lo más sencillo posible, concedernos el tomarlo con cierta calma (dentro de lo posible) y tener en cuenta que el rendimiento irá mejorando con los días.
- Las rutinas de sueño, descansar las horas necesarias también nos facilitará el regreso, quizás (y esto, sobre todo, en el caso de los niños, intentar volver a los horarios habituales de sueño de manera paulatina).
- El ejercicio físico va a ayudarnos a controlar ese posible punto de estrés, aunque sería interesante mantenerlo más allá de estos primeros días y usarlo como herramienta saludable para desconectar.
- Y para desconectar, sirvan también el recuperar los hobbies habituales y guardar algo de tiempo para el ocio, que no todo va a ser trabajo…
Así pues, no hemos de preocuparnos, pero sí podemos ocuparnos de que la vuelta a la vida habitual sea más llevadera. Como he dicho anteriormente, los síntomas son pasajeros, pero si se mantienen a lo largo del tiempo el estrés y la ansiedad o van en aumento, es momento de consultar con un profesional para poder aprender a manejarlos. Si es tú caso o el de alguna persona cercana, no dudes en acudir a mi consulta en Donostia.