Pedir ayuda puede resultar una decisión difícil, puesto que hay muchas personas que siguen considerando que es un indicio de debilidad. Cuando tenemos un problema legal, por ejemplo, acudimos a un/a abogad@ profesional que pueda ayudarnos; cuando nos duele algo, consultamos con un/a médic@, un/a fisioterapeuta, un/a dentista… porque reconocer nuestros límites en ciertas áreas, no nos cuesta tanto. Pero eso no pasa respecto a la salud mental, porque solemos obligarnos a resolverlo por nuestra cuenta, para demostrarnos lo “fuertes” que podemos llegar a ser.
Del mismo modo que reconocemos que no nos han enseñado de leyes o de medicina, podríamos reconocer que, efectivamente, no hemos recibido (en la mayoría de los casos) formación en ansiedad, depresión, manejo de estrés… pero ese es aún un camino que esta sociedad debe recorrer. Hay mucho tabú relacionado con acudir a la consulta de un psicólogo y seguimos pensando que hemos de solucionar los problemas por nuestra cuenta.
Pues bien, eso no ha de ser así, hay ocasiones en las que podemos recurrir a una ayuda profesional y no es necesario “estar loco” ni denota una especial fragilidad emocional:
- Una época en la que tengamos que tomar una decisión importante o sintamos una necesidad de cambio y no sepamos cómo enfocarla
- Un problema de relación con los demás, sea en el ámbito familiar, social, con la pareja…
- Necesitamos afrontar un acontecimiento negativo que nos cuesta llevar bien (separaciones, pérdidas personales…).
- Sentimos alterados hábitos como el sueño, las comidas (variación importante del apetito) como consecuencia de preocupaciones.
- Tenemos acúmulo de pensamientos negativos que nos influyen en nuestro estado de ánimo.
- Ya no logramos disfrutar de las cosas que antes nos gustaban.
- Sentimos irritabilidad, cambios en el humor, llanto fácil y habitual…
- Notamos una serie de síntomas físicos que no se explican por ninguna patología concreta.
Si alguno de estos es tu caso, o bien necesitas hablar con una profesional, en mi consulta de Donostia podrás encontrar:
- un espacio y un tiempo personal dedicado a ti en exclusiva
- una escucha comprometida y sin juicios de valor
- una comprensión a fondo de lo que te sucede
- una visión profesional, razonada y objetiva de las cosas
- una serie de herramientas que te ayuden a gestionar tu momento vital y tus problemas
Porque, como psicóloga yo no solucionaré tus problemas, pero te ayudaré a que tú seas capaz de hacerlo.